La Quesería ocupa las antiguas cocinas del Santuario, construidas en el s. XIX. Por eso, si te fijas mucho, todavía se puede sentir el calor de las ollas al fuego, el aroma de las hierbas medicinales y los tomates secándose colgados en hilos a lo largo de las paredes, de las cebollas y patatas esparcidas sobre sacos viejos que el olor de la fruta madura, cabras… ¡Pero sobre todo del pan…!
Por eso, nuestro primer queso es un homenaje a todos estos aromas, ya las palabras y vidas que impregnan estas paredes.